Resulta paradójico, pero nada como la lectura de la obra poética de Lorca- el poeta granadino más universal- hace que me teletransporte - con mayor fidelidad- a mi ciudad natal [Madrid]: a su centro, a su estructura implacable, a su dominio subyacente... Sobre todo su vena lírica más surrealista y clarividente, la del último y más genuino Federico... En ese intervalo- y en total sincronía- los tres personajes [Origen, Doble y Desdoblado fundantes de la Ley del Desdoblamiento del Tiempo] convergen mi Yo en un único destino [Omega].
Enlorquecido canta Miguel Poveda acompañado de una guitarra flamenca y un coro de ángeles vestidos con traje faralaes
[Ahora he descubierto una cosa terrible/ No se lo digas a nadie/ Yo no he nacido todavía/ El otro día observaba atentamente mi pasado/ Estaba sentado en la poltrona de mi abuelo/ Y ninguna de las horas muertas me pertenecían/ Porque no era yo el que las había vivido/ Ni las horas de amor, ni las horas de odio/ Ni las horas de inspiración/ Había mil Federicos Garcías Lorcas/ Tendidos para siempre en el desván del tiempo/ Y en el almacén del porvenir contemplé / Otros mil Federicos Garcías Lorcas muy planchaditos/ Esperando que los llenasen de gas para volar sin dirección / Fue en ese momento un momento terrible de miedo/ Mi mamá Doña Muerte me había dado la llave del tiempo/ Y por un instante lo comprendí todo/ Yo vivo de prestado, lo que tengo dentro no es mío/ Veremos a ver si nazco].
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